Dweindel
Situación política
Saberse parte de la enorme familia del nuevo rey Ánkar I era para Dweindel peor que no
sentirse parte de nada. Al menos a eso último casi se había acostumbrado.
Evidentemente la ejecutora Ormah Dweindel Thanath(*) no estaba directamente ligada con
la sangre del majestuoso Xeevetta Neakame, el más grande de los Nümur que jamás había existido,
según la opinión de muchos. No, Dweindel pertenecía al clan Mènare, un pequeño clan nendoriano
que habían protegido los Oroth y luego habían adoptado los Nümur. Y pese a que había sido un
Nümur el que había creado el clan, ni éste ni sus protectores consideraban que el simple hecho de
compartir sangre era suficiente prueba de que eran de la familia por derecho propio.
La razón, Gileemd, siendo la hija menor del legendario Nea Dolerayh había roto la línea de
sucesión al dar a luz un hijo que sería abuelo de Arranes, que comenzó la V Dinastía. Su hio,
Delakaresh había fundado la famila Mènare como protesta por las críticas Nümur. Pero claro, tanto
Delakaresh como su hijo y su nieto habían sido reyes, y nadie dijo nada. El problema vino cuando la
dinastía se acabó en Jswaqer, que murió sin descendencia. El apoyo de los Oroth, que habían
protegido al clan por su oposición a la hegemonía Nümur, se disolvió como harina en el agua,
dejando al hasta entonces orgulloso clan Mènare en una arriesgada posición.
Sin familias tributarias y sin haber tenido tiempo para colocar sus molinos de cara al nuevo
viento reinante (de nuevo un Nümur) el clan estaba abocado a la desaparición. Eso había sido en los
tiempos del abuelo de Dweindel, y ella siempre escuchaba con atención el mísmo retazo de historia
cuando lo contaba el anciano, intentando comprender las motivaciones de ese momento, las razones
de todas las partes.
Porque cuando los Mènare, y con ellos la semilla de su propia familia (dado que el propio
padre de Dweindel, Kiltari había nacido Mènare) había estado a punto de desaparecer, el
omnipresente clan tandoriano de los Nümur, aquellos que eran cas como archienemigos, había
decidido acogerlos como un clan principal de su extensa familia.
Dweindel -y casi toda la familia- se preguntaba por los inexplicables motivos del poderoso
clan. No había sido porque la Mènare fuese influyente, rica o conocida. Tampoco porque los Nümur
necesitaran más familias en su haber, porque Dweindel sabía que tenían otros cuatro clanes
protegidos, que a su vez tenían familias a su cargo. Esto suponía un considerable gasto, pero
también unos ingresos enormes. Fuere como fuere, la situaión actual volvía a ser que los Mènare, y
con ellos los Thanath (pues su padre había cambiado su apellido por cuestiones politicas) volvían a
poder ser la diana de tiro de los Nümur, ahora que el patriarca Xeev estaba en el trono.
Situación familiar/legal.
Dweindel no había tenido suerte con los genes. Desde su antepasada, Gileemd, nadie en su
familia había tenido el pelo rojo. Tradicionalmente, el encarnado del cabello había supuesto un
honor, ya que de ese color lo habían tenido los primeros reyes. Un honor, si te apellidabas Nümur,
claro. Dweindel recordaba bien como en el Alkaneudan -escuela fundada por los Nümur- se
explicaba que el actual clan Nümur procedía de la tribu Tand-Aken, la primera de Ankarahs, que
venían directamente de la Ankareah. Dan y Dhax habían sido los primeros reyes, sí, pero también
los primeros Nümur. De ellos habían nacido todos los clanes. Sin excepción.
Pero el honor no había recaido sobre Dwe, sino la vergüenza y el escarnio. Su padre, cuando
ella nació, intentó protegerla del doble puñal del destino cambiando su apellido, pero el origen
Mènare no podía ocultarse, y con él, la supuesta traición que marcaba al clan.
Dweindel había visto al nuevo rey en su coronación y había sentido pánico cuando el
enorme Ánkar I se había encarado con el hasta entonces todopoderoso Onab Kinul-Oroth, un noble
tandoriano que no le había puesto las cosas fáciles a Dwe en su ingreso (y durante toda la estancia)
en la Ormah, desde el consejo de la escuela. Además, el matrimonio del Comendador Bilhas Oroth
con la hermana de Onab le había dado muchas ínfulas al pretencioso noble Kinul. Pero el nuevo rey
le trató como se trataba al ganado, siendo como era Onab patriarca de una de las familias tributarias
de los Nümur. Volvía la mano dura, había pensado Dwe en ese momento, pero se equivocó. Al
menos en parte. Pues aunuqe Ánkar había sido bastante inflexible con los nobles durante los sus
primeros años de reinado, había tenido un especial cuidado con la familia Mènare, y con sus
descencientes. No había dado ningún paso en ninguna dirección, ni de acercamiento, ni de
extrañamiento, pero eso ya era más de lo que ningún Nümur había hecho jamás. Incluso Dorevha, el
hermano mayor del rey, había visitado un día la mansión familiar Mènare/Thanath, para informarles
de las nuevas leyes que se aplicaban a los nobles. El anuncio de su visita había provocado miedo en
la casa, pero el gigantesco licenciado (<--médico) no sólo había estado de lo más afable, sino que
había prometido que el futuro sería diferente, que las familias tenían que estar unidas. Entonces el
licenciado había mirado alrededor, como abarcando a todos los que allí estaban. Entonces la vió,
allí, apostada en una ventana. Dweindel vio que los enigmaticos ojos azules del capitán del
regimiento personal del rey habían ascendido por su cara hasta detenerse en su cabello. La reacción
del pelirrojo había sido extraña. La había sonreido directamente, y en esa sonrisa no había rastro de
burla. Aún así, durante semanas, toda la familia, incluida Dwe, estuvo esperando el golpe del mazo.
Pero éste no había llegado. Para entonces Dwe ya estaba exiliada. Problemas con Onab la
habían llevado a cometer una tontería como era desenvainar el taradhon en presencia de los
Voluntarios y amenazar con él al noble, que se limitó a sonreir con suficiencia. Había sido arrestada
y el primado de Kariostedes, primo de Onab, la había juzgado con dureza, dandole a elegir entre ser
deshonrada y servir com Hâo el resto de su vida (una medida desproporcionada, puesto que los Hâo
sólo lo eran por un tiempo limitado) o ser desterrada.
Dweindel había elegido el destierro, para conservar el nombre y no mancillar el honor de la
familia. Luego Ánkar I decidió suspender todas las órdenes de deshornamiento y destierro, puesto
que desde el Dhaen se sospechaba de corrupción y tráfico de influencias en la mayoría de las
sentencias. Dewindel seguía siendo oficialmente una proscrita, pero podía volver a su casa. Su caso
no había sido revisado aún, y esto no resultaba muy esperanzador, ya que el encargado de la
revisión de las sentencias era Xeevania, hijo menor de Ánkar I, y cómo no, un Nümur.
Por ello, Dwe esperaba con miedo el día de la revisión, que enfrentaría a dos partes de la
familia que jamás se habían se habían visto.
Situación ¿personal?
Dwe había nacido en la mitad de la Séptima Edad, una edad que poco había dado a su raza,
y a ella mísma. Su ciudad natal había sido la residencia de su familia desde siempre, y ese era otro
de los misterios que envolvía a la historia familiar. Cómo un rey de Tandoria había elegido una
pequeña ciudad de nendoria para instalar a su familia. Omeria era la segunda población en
importancia de Nendoria, pero bien podía compararse con una capital rural del primer planeta.
No había sido especialmente feliz en su infancia. No le había faltado la atención de sus
padres, pero el peso de la vergüenza y el sentirse el blanco de las miradas y las conversaciones de
sus vecinos (y de medio Imperio) habían terminado por convertir a su madre en una mujer esquiva,
y a su padre en un ser hermético, reservado e introvertido, más dado a buscar conspiraciones que a
la aportación familiar. Siempre estuvo obsesionado con limpiar el apellido Mènare, hasta que nació
Dweindel y los ancianos del templo Fekári casi le maldicen por blasfemo al hacer una broma sobre
el rojo del cabello del bebé.
Kiltari sabía que tener descendencia que poseyera el marcador genético Tanderii.X25/3,
propio de los Nümur era harto posible, pero nunca pensó que le fuera a pasar a él. Sabía asímismo
que eso sólo traería problemas, pero cuando vio los deditos y los ojos de Dwe, sólo pudo sentir
orgullo. Por ello habia querido evitar a su hija el estigma de apellidarse Mènare, y se transformó a sí
mismo en un Thanath. Cualquiera que investigara sabría que era una Mènare, pero al menos no
estaría ta expuesta.
Ficha familiar de Dweindel
Registro de nombres: número 78314, Tomo VIII, Nendoria. Kuaderna Nümur, libro Mènare,
apartado Thanath, entrada primera.
Nombre: Dweindel
Nombre kajen de dignidad: Ormah it Dweindel Thanath
Nombre kajenfamiliar: Dweindel Eilentera
Nombre kajen familiar completo: Nendos Ormah it Dweindel Eilentera Thanath ike Mênare ike
Nümur
Nombre infantil: Dweilen
Nombre kajen infantil: Esinlagan Dweilen Thanath
Nombre kajen infantil completo: Nendos Esinlagan Dweilen Thanath
Nombre kajen prebautizo: Esinlagan Dweilen ike Mènare
Apellidos: Thanath Edethadratel
Clan: Mènare/Thanath, Clan Primmo Nümur